En nuestro caso, seguí un hilo en el foro de Los Viajeros y finalmente contratamos la excursión de Contrastes con Juan Carlos.
La excursión empezaba en el hotel Roger Smith, muy cerca de donde estaba alojado y en principio, es bastante recomendable, sobre todo por ver un poco la diferencia entre Manhattan y otras zonas de Nueva York.
Es cierto que probablemente a algunas de las zonas, podrías ir por tu cuenta y que algunas otras, son más leyenda, que lo que de verdad al final es, pero si tienes suficiente tiempo en Nueva York, aunque no me emocionara, creo que repetiría.
El primer punto al que nos llevaron fue por el Bronx (haciendo paradas para ver alguno de los famosos grafitis hispanos) y por el barrio hispano (para ver los diferentes negocios que emplean el "Spanglish" en su nomenclaturas).
Decía nuestro guía que el Bronx aunque había cambiado (según él, hace diez años era impensable meter una van para hacer la excursión, sin que la apedrearan) poco a poco se está desmarginalizando un poco. Sigue siendo bastante peligroso de noche y es cierto que no ves apenas turistas fuera de la van, pero probablemente con el hecho de que cada vez las rentas en Nueva York sean más grandes, no descartaría que cada vez lo fueran desplazando más si crece la ciudad.
Luego marchamos hacia Queens y vemos el contraste que hay con las típicas casas de allí, frente a la vida en Manhattan. En Queens las casas son más estilo norteamericano, de grandes jardines, con vecinos conocidos y lejos del bullicio.
Otra de las zonas por donde pasa el tour es por el barrio judio. Este barrio sí que impresiona. Parece sacado de una película, dado que todo el mundo al ser judio, va vestido a lo judio. Ropas características, las señoras parecen sacadas de una revista de época. Es impresionante. Aunque desgraciadamente, no hacía parada la van para apearse o dar un paseo por allí.
Luego por último visitamos Brooklyn donde pedimos que nos deje la van. Aprovechamos para pasar y sacar las típicas fotos de la isla de Manhattan con el puente de Brooklyn de fondo y nos vamos corriendo, porque a las 14:30 teníamos reservado.... ¡El helicóptero!
Os aseguro, que nunca habiendo montado en helicóptero, para mí fue una de las mejores cosas del viaje. Es cierto que es caro (creo recordar que como 120-140$ nos costó el viaje), pero en serio, es una de las mejores cosas que puedes hacer. Nosotros ,lo contratamos aquí
Por un lado porque ves Manhattan desde el aire, que es cuando tomas realmente a veces perspectiva, de lo alta y grande que es. Pero es que además, montar en helicóptero es un auténtica pasada. Mezcla de vértigo, nervios, adrenalina y toda una experiencia.
Aquí os dejo un par de vídeos muy caseros que grabé de nuestro vuelo:
Una vez bajado del helicóptero, nos dirigimos a comer uno de los sandwiches más famosos de Nueva York. El de pastrami. Famoso especialmente en Eissenberg, que queda justo al lado del Flatiron.
El pastrami es una mezcla de carne que se pone a secar en salmuera y posteriormente se ahuma. Es como una especie de fiambre, que de verdad, no os marchéis de Nueva York sin probarlo.
Por último y para acabar nuestro día intenso, fuimos a visitar la Declaración de Independencia, que estaba expuesta en la New York Library. Es una de las copias que se hicieron y se distribuyeron por el continente, y tuvimos la suerte de que en aquel momento estaba expuesta, por lo que decidimos no perder la oportunidad de visitarla.
Tras esto, tuve que despedir a Fred que se volvía a Canadá y comenzaría a partir de esa noche, lo que serían mis siguientes días en solitario en Nueva York, pero antes de irme a dormir, paseé por una zona mágica de noche. Broadway y la maravillosa Times Square.
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