Nos acercamos al final del viaje. Este es el último día que pasaría en Nueva York de manera operativa (puesto que mañana, con levantarme descansado, dar un pequeño paseo e ir al aeropuerto, no me daría para mucho más).
El objetivo que tenía para el día de hoy era muy simple: visitar el último museo de los que tenía pensado visitar en Nueva York (el Guggenheim) y ver con mis propios ojos la tan conocida Estatua de la Libertad.
El Solomon R Guggenheim es un museo que ya destaca desde fuera por su innovadora arquitectura (no en vano, los que hayáis estado en el de Bilbao, o lo conozcáis por fotos, sabréis que la arquitectura de sus edificios, es una característica de estos museos).
En su interior había una exposición sobre el Futurismo Italiano (del cual, honestamente, no tenía ni puñetera idea), pero una de las cosas que más me gustó de este museo, fue el hecho de que realmente era pequeño y está pensado para que no tengas que ir pensando con un plano qué es lo que quieres ver o no.
Comienzas una ascensión en espiral desde la base del museo, hasta que llegas a la parte más alta, donde se acaba la exposición. En este pasillo infinito que va en espiral, es donde vas encontrando los diferentes cuadros, cosa que la verdad, después de haber navegado en la inmensidad del Met, agradecí mucho.
El objetivo que tenía para el día de hoy era muy simple: visitar el último museo de los que tenía pensado visitar en Nueva York (el Guggenheim) y ver con mis propios ojos la tan conocida Estatua de la Libertad.
El Solomon R Guggenheim es un museo que ya destaca desde fuera por su innovadora arquitectura (no en vano, los que hayáis estado en el de Bilbao, o lo conozcáis por fotos, sabréis que la arquitectura de sus edificios, es una característica de estos museos).
En su interior había una exposición sobre el Futurismo Italiano (del cual, honestamente, no tenía ni puñetera idea), pero una de las cosas que más me gustó de este museo, fue el hecho de que realmente era pequeño y está pensado para que no tengas que ir pensando con un plano qué es lo que quieres ver o no.
Comienzas una ascensión en espiral desde la base del museo, hasta que llegas a la parte más alta, donde se acaba la exposición. En este pasillo infinito que va en espiral, es donde vas encontrando los diferentes cuadros, cosa que la verdad, después de haber navegado en la inmensidad del Met, agradecí mucho.